lunes, 11 de julio de 2011

In Bruges: Una referencia al cine de Orson Welles.


Una tragedia disfrazada de comedia. Como la mayor parte del gran cine británico, ya que no es frecuente que una película avance con tanta soltura por un clima y unas situaciones en que el espectador no sabe si despreciar a los personajes o reírse de ellos. In Bruges se mueve en las fronteras de la farsa y la desgracia.

Y se mueve muy bien. Su director, Martin McDonagh, un respetado autor de teatro inglés, ya había mostrado este talento en el extraordinario corto Six shooter (2004), acerca de un hombre viudo que comparte sus dolores con varios desconocidos en un tren. Como aquellos, los protagonistas de  In Bruges son irlandeses y proceden de la clase trabajadora.Sólo que aquí el trabajo es singular: Los protagonistas el veterano Ken (Brendan Gleeson, siempre extraordinario) y el joven Ray (Colin Farrell) son asesinos a sueldo que trabajan para el poderoso Harry Waters (Ralph Fiennes).

La orden es ocultarse en Brujas, "la ciudad medieval mejor conservada de Bélgica", en cambio, este lugar es un "maldito hoyo" en el que no desean estar más de unos días.
Esa es sólo la premisa de In Bruges. El desarrollo depara una sorpresa tras otra, mientras agrega personajes y referencias (Don't look now, de Nicholas Roeg; Sombras del mal, de Welles; El juicio final y El jardín de las delicias, de El Bosco), que incrementan no sólo la ambigüedad de la historia, sino especialmente la densidad de las disyuntivas éticas en que se hunden los protagonistas. Mientras cada nuevo detalle adquiere su sentido, el relato se va desplegando como una poderosa fábula moral.




Interesante cinta a mi jucio  Colin Farell en su papel más creíble, no por nada ganó el globo de oro ese año.

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