La
cinta, dirigida por Andrés Wood y protagonizada por la celebrada Francisca
Gavilán nos deja en evidencia que lo que hace la ficción con una persona real,
una biopic, es construir otro ser que posiblemente no
corresponda a la biografía exacta, pero sí es capaz de darle un alma
reconocible, en este caso más allá del sino trágico es otorgarle un aura
sobrecogedora y con humor.Entrelazando infancia pobre, nunca miserable,
entrevistas internacionales, viajes por los campos, música, vida cotidiana,
hijos, amores, la carpa de La Reina, la película va abriéndonos al rico mundo
de Violeta Parra que puede llegar a desequilibrar la balanza hacia
dos situaciones muy potentes de la gran Violeta: su folclor de bombo y
charango, y su trágico sino. De esta forma el director consigue un
retrato casi siempre intenso, que termina sobreponiéndose a ciertos excesos y
subrayados gracias a su solvencia como narrador y, sobre todo, a la
interpretación de Francisca Gavilán, quien carga con el peso no menor de un
relato dominado por situaciones extremas que ella sortea con absoluta
naturalidad y convicción".
Lo más
destacado a mi juicio es como el director presenta a esta cantaautora tal como es sin
adornos y se anima a presentar su costado casi dictatorial, su individualismo,
su desconexión, su inconformismo, su desencanto, su resentimiento, su desapego
familiar y su angustia existencial.
Con
muchos momentos sublimes, varias secuencias notables y sobre todo la grata sensación
final de haber conocido entrañablemente a un personaje genuino, una artista,
madre, mujer que exuda pasión, luz, oscuridad, perseverancia, desidia,
intensidad, todo a la vez. Un ser de mirada límpida y sobre todo amplia, más
que aquél ser trágico que tenemos en nuestra memoria. Todo
armonizado con una banda sonora, muy coherente con el relato de su vida: su
atinada búsqueda de nuestro folclor profundo, su imperiosa capacidad de romper
esquemas y abrirse al mundo, sus dolores y tragedias y la tormentosa relación
con Gilbert Favre.
Lo que queda al final es una historia pletórica de verdad, de
pasión, de alegrías y dolores profundos. Intensamente vital y sobrecogedora, un
verdadero rescate emotivo de esta artista internacional y aunque siempre las
comparaciones son odiosas esta cinta está mucho mejor lograda que “La vie en
rose”, incluida Marion Cotillard como la Piaff.