sábado, 18 de junio de 2011

José Saramago, un descubrimiento imprescindible


Al terminar de leer “El cuento la isla desconocida” de José Saramago durante el regreso de mi viaje a la capital, se me vinieron a la mente demasiadas interrogantes. ¿Qué otro libro de este autor leer? ¿Por qué leer a Saramago?, ¿Por ganar el Nóbel?
 No, evidentemente que no. Por esnobismo. Tampoco. Limito mi respuesta a una extrema curiosidad, casi en el ámbito de una sana envidia, de conocer parte de este mundo tan halagado por una amiga cuya opinión respeto cabalmente.
Entonces, lo más fácil habría sido pedirle que me recomendara alguna novela de este prosista. Por cultura general sabía que este novelista había ganado el Nóbel y que tenía  libros muy reconocidos por la crítica internacional como: “El evangelio según Jesucristo”, “Todos los nombres” y  por supuesto“Ensayo sobre la ceguera”.
Listo, pensé. Leeré ese libro. Pero algo me detuvo, ya que encontré camuflado en una librería un título para nada fascinante, pero a la vez, tan inquietante me pareció la simplicidad de dicho rótulo que sin pensarlo,lo adquirí y lo leí. Fue la perfecta elección que pude haber hecho. Para qué leer novelas de Saramago si este cuento ya me abrió los ojos hacia un mundo no explorado, no conquistado por mis ávidos ojos y mi imaginativa mente.
Primer párrafo del texto y recibo sin anestesia la primera cachetada de Saramago: “Un hombre llamó a la puerta del rey y le dijo, Dame un barco. La casa del rey tenía muchas más puertas, pero aquélla era la de las peticiones”. Esto parece ya leído, pensé tras la primera cachetada. Decidí continuar con la lectura aunque los prejuicios se apoderaron de mi lectura crítica. Es otro típico cuento de reyes y vasallos, de peticiones, deseos y consejos, un típico cuento europeizante, ¿cómo no?, la América libre no conoció de monarquías, solo se liberó de ellas para siempre. A eso le agregué lo que me entregó el título. ¡Una isla desconocida!. Qué novedad, cuán parecido a los relatos de mar del escritor inglés Robert Louis Stevenson en “La isla del tesoro”. A pesar de todo, leí.
El protagonista del cuento quiere un barco. ¡Un barco!. ¿Para qué?. ¡Para descubrir una isla desconocida! ¿Islas desconocidas? Utopía, sueño, quimera, fantasía y por qué no, realidad.
Cada vez la narración iba in cresciendo más y más y a la par mi imaginación.Comprendí que Saramago nos entrega como narrador una lectura entretenida y con moralejas y no una lectura tediosa con un final más que claro desde que se empezó a leer.
 No se puede olvidar que Saramago fue partícipe de la Revolución de los claveles, un movimiento revolucionario portugués que, en 1974, puso término a cincuenta años de régimen conservador, antidemocrático y represivo.
Esa revolución del espíritu se verá a través de una simple lectura crítica e incluso, una lectura superficial de “El cuento de la isla desconocida”, el lector descubrirá que está bajo el alero de un gran escritor. Un intelectual escéptico que ha sabido mantener una postura ética y estética por encima de partidismos políticos, siempre comprometido con el género humano. Por eso, aplaudo a Saramago, por eso leeré en la medida de lo posible alguna novela suya en un corto plazo. El relato en sí, es una revelación de este movimiento revolucionario que corre por las venas del escritor portugués
La curiosidad me llevó, en este caso, por un camino benigno, muy productivo. Encontré y descubrí a otro escritor que sumo a mi lista  de imprescindibles como: Bukowski, Neruda, Sábato, Borges, entre otros.
 Un cuento debe cumplir con las perspectivas que se propuso Cortázar, nos debe dejar knockout y este relato lo ha hecho. Por último, la isla desconocida era el nombre del barco que obsequió el rey a este hombre para que buscara justamente una isla
desconocida.
Lo siento, debía contar el final. Descubran a Saramago solos

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