Si hubiera que definir el cine, habría que decir que este es, básicamente,
el ejercicio de una mirada que redescubre el mundo y sus misterios de una
manera original, y los revela ante el espectador.Un concepto claro a la hora de
construir un filme: Como una ilusión óptica .
Existen maestros inspiradores sobre
esta visión,como el finlandés Aki Kaurismaki y el francés Jacques Tati, claro
entre varios autores más donde el saber manejar el absurdo y la paradoja,como los encuadres y el diálogo poco expresivo pero
lleno de significado son armas que entregan escenas sensacionalmente
contradictorias y tragicómicas, en las que la emoción surge de lo austero,
apoyados en la mayoría en un guión preciso y no desprovisto de un humor
sutilmente corrosivo,con escenas irónicas e inteligente, que integran paisajes,
locaciones y estados de ánimo para dar cuenta de vidas más bien apagadas, con
un asumido pesimismo. Sin embargo, con esos personajes de sueños castrados e
ilusiones perdidas, que disfrutan poco y nada de la vida, estos directores
construyen un universo propio, donde no faltan los momentos poéticos.
Así desde esta posición este tipo de autores
prefieren irse despacito por las piedras, sin forzar las situaciones, siguiendo
su instinto y dejando que todo fluya, aflorando el amor, la libertad y el
entendimiento.
Sin lugar a dudas la esencia de un verdadero cineasta.
Se dice que el trabajo siempre "dignifica", pero
más bien el trabajo diría que "identifica", ya que te sitúa en un
estrato económico, te da una responsabilidad social, te pone una etiqueta: eres
obrero, profesor, campesino, etc. En su corta pero contundente filmografía, el
cineasta francés Laurent Cantet ha explorado el mundo del trabajo desde el
terreno de la identidad, de cómo sobrevivimos a los efectos colaterales que
tiene un empleo sobre lo que somos, sobre lo que se espera de nosotros y sobre
lo que nosotros suponemos que el resto espera.Un ejemplo realizado en el cine
es la película “El empleo del tiempo” (2001), la angustiante obra maestra de Cantet,un cesante engaña a su
familia haciéndole creer que ha
renunciado a su trabajo por una colocación superior en Suiza. La presión por
demostrar que sigue siendo el macho proveedor, por parecer el más competente en
su oficio, por aparentar ser el mejor, lo lleva por un agobiante camino que va
mermando su personalidad y su estado mental. Porque un trabajo es más que una
fuente de ingresos, es una forma de relacionarnos con el mundo.
Ahora me voy a detener en una cinta que cuando la ví me
pareció interesantísima porque llama fuertemente la atención sobre la
importancia social de la educación; sin decirlo, meramente exponiendo la
cotidianidad de un aula, la interacción entre un docente y sus alumnos
adolescentes, temas que por el ámbito en el que me desempeño me atraen muchísimo.Sin
lugar a dudas que trae a la memoria otras cintas de este tipo como: “La sociedad de los poetas muertos” y “Al maestro con cariño”, que nos dejan como recuerdo
que existe una distancia entre una sociedad en
constante mutación y una educación que lentamente asimila esos cambios.
Entre los muros no sólo es un título ilustrativo del encierro físico de la escuela,
también de los límites de la educación. Como dice un profesor en un minuto dado
de la cinta para justificar la expulsión de un estudiante no es que vayan a
"echarlo" sino que ese alumno ya los había "abandonado".
Endilgarle toda la responsabilidad sobre el futuro de un estudiante a un profesor,
es suponer que debiesen ser impermeables a su comportamiento. En ese sentido,
la película muestra constantemente al profesor controlando su
temperamento, pero también perdiéndolo. El filme de Cantet muestra que la sala
de clases es cada vez más un espejo del mundo el mejor sitio para corregirlo,
claro no es un santuario, pero tampoco Gomorra. Un territorio a disputar, tan
permeable a las pasiones, la intolerancia y la frustración como cualquier otro
lugar.
En síntesis nadie es infalible como de la educación tampoco
puede esperarse infalibilidad.