jueves, 15 de septiembre de 2011

"El buen pastor": Un depósito de lealtad que se le niega a la familia.

El segundo largometraje de Robert de Niro como director,después de la inquietante “Una Historia del Bronx” , se ambienta en el extremo opuesto de ese pequeño drama de barrio: aquí el mundo no es el de los esforzados inmigrantes, sino el de la clase más privilegiada del país. Los chicos universitarios que fundan la CIA y que le dan a la agencia su moral, misión y estilo durante sus primeras décadas de existencia son la crema y nata de la sociedad estadounidense. En ellos se sostiene la esperanza levantada por Jefferson y Lincoln de construir el pueblo sobre la colina capaz de iluminar al resto del mundo.
El protagonista de El Buen Pastor, Edward Wilson (Matt Damon), es un recipiente vacío, una versión americana del conformista. Un hombre cuya escasa personalidad y mundo interno atisbados al principio del relato se han evaporado hacia el final, dejando atrás sólo al funcionario eficaz y amoral que el sistema requiere.Una historia de traición filial, con los padres que hieren y manipulan a sus hijos, con los costados oscuros y resbaladizos de la institución paternal. Esa relación paterno filiar, entre ingleses y norteamericanos, unos cargados de una tradición por momentos insoportable y otros, vacíos de historia, está muy bien lograda en la película.
La cinta de Robert de Niro comparte una triste certeza: “Que para los hombres, el mundo laboral es el lugar donde se depositan la confianza y lealtad que se le niega a la propia familia”….a mi juicio el meollo de esta cinta.

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